Alimentos enriquecidos y fortificados

Alimentos enriquecidos y fortificados

15 Jul 2021 0 comentarios Dietista Madrid Categories Alimentación, Salud

Alimentos enriquecidos y fortificadosLos alimentos enriquecidos son aquellos a los que se les añade algún nutriente ajeno a su composición natural o que se haya perdido en su procesado tecnológico o culinario (ejemplos de alimentos enriquecidos son la leche enriquecida con flúor, los huevos con ácidos grasos omega tres, o los productos cárnicos y fiambres enriquecidos con fibra), mientras que los alimentos fortificados son aquellos a los que se les añade algún nutriente que ya contienen de forma natural para que la población aumente el consumo de dicho nutriente y alcance a ingerir las cantidades necesarias del mismo (ejemplos de alimentos fortificados son la leche fortificada con calcio o con vitaminas A, D y E, los zumos de frutas fortificados con vitamina C, o los cereales fortificados con fibra). Los principales nutrientes que se añaden a los alimentos para enriquecerlos o fortificarlos son las vitaminas, los minerales, los aminoácidos, los ácidos grasos y la fibra.

Las principales razones por las que se incorporan nutrientes a los alimentos son:

  • La restauración o restitución de nutrientes perdidos durante la fabricación, el almacenamiento o la manipulación del alimento.
  • La estandarización del alimento para compensar variaciones naturales (Ej: variaciones estacionales).
  • La prevención o corrección de las deficiencias de uno o más nutrientes en la población o en grupos específicos de la misma.

Los principales alimentos que se suelen fortificar o enriquecer son la leche, el yogur, el queso, la margarina, los cereales de desayuno, las galletas, los zumos de frutas, los bollos, el pan, los aceites vegetales y la sal de mesa, sin embargo, no está permitida la fortificación o enriquecimiento de los alimentos no transformados y comercializados como frescos (frutas, hortalizas, carnes, o pescados), ni tampoco de las bebidas con un volumen alcohólico superior al 1,2%.

La posibilidad de recurrir a alimentos enriquecidos no debe hacer creer que una dieta variada, equilibrada y basada en alimentos convencionales es inadecuada o insuficiente para cubrir todas las necesidades nutricionales, sino que, en todo caso, los alimentos enriquecidos pueden ser útiles en situaciones concretas en las que las necesidades de algún nutriente estén incrementadas (embarazo, lactancia, osteoporosis, etc.) o en las que la ingesta dietética de algún nutriente sea insuficiente (alcoholismo, cirugía bariátrica, dietas restrictivas y poco equilibradas, etc.).

Seguridad de los alimentos enriquecidos y fortificados

La seguridad de estos alimentos debe contemplar la posibilidad de que puedan existir problemas derivados de una ingesta excesiva del nutriente suplementado, ya que el fácil acceso a estos productos puede hacer que se realice un consumo desproporcionado de los mismos que haga que se superen las ingestas máximas tolerables establecidas de algún nutriente. Además, hay que tener en cuenta que el consumo indiscriminado de alimentos enriquecidos puede incrementar el riesgo de interacciones entre sus componentes con medicamentos. En las siguientes situaciones no está indicado el consumo de alimentos enriquecidos:

  • Las personas con hemocromatosis, que acumulan niveles plasmáticos elevados de hierro, deben evitar consumir alimentos enriquecidos con hierro.
  • Los fumadores deben evitar alimentos enriquecidos  con β-caroteno (provitamina A), puesto que se ha observado que ello incrementa el riesgo de cáncer de pulmón.
  • Las mujeres postmenopáusicas deben evitar la suplementación con vitamina A, pues reduce la densidad ósea e incrementa el riesgo de fracturas.
  • La semana anterior a un acto quirúrgico no está indicado enriquecer la dieta en vitamina E, ya que interfiere en la coagulación sanguínea, con el subsiguiente riesgo de hemorragias.

Para que el consumo de estos alimentos ocasione efectos beneficiosos en las personas su composición debe estar muy bien estudiada debido a lo siguiente:

  • No basta con añadir una sustancia a un alimento para que el organismo la reciba en cantidad extra porque la absorción de los distintos nutrientes depende a menudo de los otros nutrientes de la dieta.
  • Debe demostrarse que los componentes añadidos permanecen hasta el momento del consumo porque el tratamiento industrial o doméstico puede disminuir su concentración o eliminarlos por completo (por ejemplo, el 60% de los ácidos omega-3 de los huevos enriquecidos se pierde en el cazo o la sartén).
  • Las sustancias añadidas no deben estar presentes en dosis tan grandes que puedan resultar tóxicas si el producto se consume en cantidades importantes, ni en dosis tan pequeñas que, para resultar eficaces, obliguen a un consumo exagerado del producto.

Bibliografía:

  • De Arpe Muñoz, Carlos. 2008. Alimentos enriquecidos y fortificados. Nuevos alimentos para nuevas necesidades. Nutrición y salud.
  • La seguridad de los alimentos en 30 fichas. Organización de consumidores y usuarios (OCU).
  • Pozo de la Calle, S., Ruíz Moreno, E.,  Valero Gaspar, T., Ávila Torres, J.M. y Valera Moreiras, G. 2013. Libro blanco de la nutrición en España. Alimentos enriquecidos/fortificados. (245-250)