Nutrición y obesidad (Parte 3)

Nutrición y obesidad (Parte 3)

24 Feb 2022 0 comentarios Dietista Madrid Categories Alimentación, Salud

Tratamiento de la obesidad

El tratamiento de la obesidad se basa en un cambio en el estilo de vida del paciente, que incluye un tratamiento dietético, un plan de actividad física, un tratamiento psicológico y, en casos graves,  terapia farmacológica y cirugía. En este artículo nos centraremos en el tratamiento dietético y la actividad física.

Tratamiento dietético

En el tratamiento dietético de la obesidad, el programa de adelgazamiento se debe plantear como un objetivo a largo plazo, ya que una pérdida de peso rápida implica una mayor pérdida de masa muscular lo cual lógicamen­te no es el objetivo de ningún programa de adelgazamiento. Por eso, teniendo en cuenta que 1 kg de tejido adiposo supone 7.000 kcal, una die­ta deficitaria en 1.000 kcal/día, determina la pérdida de alrededor de 1 kg de peso corporal a la semana, no siendo recomen­dables pérdidas mayores.

En los primeros días de dieta se produce una pérdida rápida de peso debido a que gran parte del glucógeno se transforma en glucosa y se pierde el agua necesaria para su almacenamiento. Posteriormente, el peso se pierde progresivamente a un ritmo más lento porque se produce una disminución del gasto energético por una serie mecanismos adaptativos que aparecen cuando se da una situación de restricción calórica. El enlentecimiento del ritmo de la pérdida de peso, junto a la debilidad psicológica que supone el seguimiento de una dieta hipocalórica, puede producir que tras unas semanas de tratamiento se estabilice el peso o incluso ocurra una ganancia.

Hay que tener en cuenta que las dietas que restringen de forma drástica la energía (ayuno total) y alguno de los grupos de alimentos no son saludables, y pueden provocar la pérdida de masa magra, la aparición de efectos secundarios indeseados y la aparición de trastornos del comportamiento alimentario. Dado que la mayoría de los pacientes pretenden perder peso de forma rápida, es importante aclarar las ventajas sobre la salud de una pérdida de peso lenta pero mantenida, implantando unos hábitos alimentarios correctos.

Las dietas hipocalóricas son las más utilizadas en el tratamiento de la obesidad y persiguen que el individuo:

  • Alcance un peso razonable en detrimento de masa grasa para mejorar la calidad de vida y contribuir a la prevención y mejora de las enfermedades asociadas a la obesidad.
  • Modifique y mejore los hábitos alimentarios para conseguir mantener el peso a largo plazo, sin el riesgo de un posible déficit nutricional.

Las dietas hipocalóricas se clasifican en:

Dietas hipocalóricas equilibradas: Este tipo de dietas son las más recomendadas en el tratamiento de la obesidad y se caracterizan por tener un aporte calórico total superior a 800 Kcal diarias y originar un déficit calórico de entre 500 y 1000 Kcal/día. La distribución de los macronutrientes es bastante similar a las recomendaciones de la población general aunque el contenido calórico total de las proteínas se ve incrementado.

Dietas de muy bajo contenido calórico (DMBC) o ayuno modificado: Estas dietas se caracterizan por ser muy bajas en calorías (entre 400 y 800 Kcal) habitualmente en forma de preparados farmacéuticos e incluyendo en su fórmula proteínas, vitaminas y minerales. La prescripción de estas dietas debe hacerse únicamente bajo control médico, en pacientes que presenten obesidad mórbida (IMC > 40) y requieran una pérdida de peso rápida a causa de alguna patología asociada. El período de prescripción de la dieta no debe superar las 16 semanas.

Dietas hipocalóricas desequilibradas: Este tipo de dietas se caracterizan por ser desequilibradas en macronutrientes y  provocar déficits de vitaminas y minerales y efectos secundarios sobre la salud. Podemos encontrar los siguientes tipos:

  • Dietas con un contenido alto de proteínas y grasas y bajas en carbohidratos: Se caracterizan por la supresión del apetito a causa de la cetogénesis que producen, pero presentan déficit en vitamina C, aumentan los niveles de ácido úrico y colesterol y provocan náuseas, hipotensión y fatiga.
  • Dietas con un bajo contenido en grasas y altas en proteínas: Presentan déficit en vitamina A y C, hierro y tiamina.
  • Dietas con alto contenido en hidratos de carbono, bajas en proteínas y grasas: Estas dietas son deficitarias en hierro, ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles.

Ejercicio físico

Aunque la mayoría de personas que sufren obesidad llevan un estilo de vida sedentario, el tratamiento de la obesidad debe incluir el ejercicio físico para favorecer el adelgazamiento y el mantenimiento del peso a largo plazo. Este ejercicio físico debe estar adaptado a las diferentes etapas de la vida de la persona y a la condición física del individuo, por lo que el programa de entrenamiento debe ser personalizado y controlado por un especialista.

Los principales beneficios de la práctica regular de ejercicio físico en los pacientes obesos son:

  • Favorecer la pérdida de peso (junto a una alimentación adecuada).
  • Ayudar a mantener el peso perdido.
  • Mejorar la tolerancia a la glucosa.
  • Disminuir el depósito de grasa abdominal.
  • Modular el apetito.
  • Ayudar a prevenir las enfermedades cardiovasculares.
  • Mejorar el estado psicológico.

Bibliografía:

  • Gil Hernández, A. 2004. Tratado de nutrición Tomo 4: Nutrición clínica.
  • Proyecto Henufood (Health and Nutrition from Food) www.henufood.com
  • Ross, A.C., Caballero, B, Cousins, R.J., Tucker, K.L y Ziegler, T.R. 2014. Nutrición en la salud y la enfermedad.